La magia Wicca contempla todas las áreas de la vida. La salud emocional y psicológica, también se han de cuidar. Hoy en día se ven algo mermados por el ritmo de vida que exige el trabajo y por la competitividad que se nos exige. No estábamos preparados para el mundo de hoy, o a lo mejor nos sentimos abrumados por todo lo que debemos aprender a mayores ya que las nuevas tecnologías cambiaron el mercado laboral por completo. O a lo mejor estamos pasando por una ruptura y necesitamos pasar página para seguir funcionando correctamente.

El fuego es el elemento más purificador para afrontar los cambios o para realizarlos, con lo cual, lo mejor para esta situación, es utilizar velas. Hemos visto en entradas anteriores que el rojo se utiliza para la salud. Pero como sabemos concretamente en que área de la salud queremos centrarnos, pues añadiremos el color que corresponde al tema, que es el rosa, además añadiremos el blanco para trabajar un poco la claridad de ideas y evitar obsesionarnos con las cosas que nos afligen.

Elegidos los colores adecuados, ahora colocamos las tres velas juntas, una al lado de la otra, y nos concentramos en el problema, sin pensar en ello demasiado, solo para ‘cargar’ con energía nuestro trabajo. Cuando creamos que ya está, encenderemos las velas. Comenzamos por la roja, que invoca la salud y a continuación la rosa y por último la blanca.

Dejaremos que se quemen hasta el final. En función del aspecto que tengan, repetiremos o no el trabajo. Si las velas derraman demasiada cera y o el capuchón o cristal en el que vienen está ahumado o se rompe, es señal de que todavía tenemos trabajo. Si todo se quema bien y está limpio, el trabajo habrá acabado.

La magia, no es suficiente, pero el gesto de ritualizar nuestra vida, indica que tenemos un interés real en cambiar las cosas a mejor. Esto influye en nuestra mente y así tenemos una mejor disposición para que las cosas que deben pasar, pasen. Los antiguos sabían esto. Es hora de que recuperemos el control de nuestra mente y de su poderosa energía.

Ritualiza tu vida. No te pierdas Ostara